Aunque aún no se sabe en qué porcentaje subirá la cifra de mexicanos con carencia alimentaria, instituciones y expertos advierten sobre esta situación, debido a la baja en los ingresos de los hogares.
El problema no es exclusivo de México. A nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que habrá un aumento de 130 millones de personas afectadas por el hambre crónica en todo el planeta para finales de 2020.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), alrededor de 46% de la población ocupada ha visto disminuido su ingreso a raíz de la pandemia, mientras que en 30% de los hogares se reporta que algún integrante perdió su empleo y en 65% de las viviendas bajó el ingreso familiar.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2018 señala que 67% de los recursos en los hogares proviene del ingreso laboral. Las familias con bajos ingresos destinan el 50% para alimentos, bebidas y tabaco, en tanto que en los hogares con mayores ingresos esto representa 25%.
«Uno de los posibles efectos que nos va a dejar esta emergencia sanitaria es la afectación de los ingresos laborales, que consecuentemente podrá condicionar la compra de una dieta», advirtió José Nabor Cruz, director del Coneval, en la conferencia virtual Pobreza alimentaria, ¿el verdadero efecto de la pandemia en México?.
La Encuesta nacional de características de la población durante la epidemia (ENSARS-CoV-2), realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), muestra que uno de cada tres mexicanos ha tenido experiencias de inseguridad alimentaria durante la contingencia y más de 90% de los encuestados lo atribuyó a la pandemia, principalmente por la falta de recursos.
FUENTE: EXPANSIÓN.POLÍTICA.COM.MX