Naranjas agrias.
Por: Sujeto en movimiento.

Se dio la noticia de la detención de un hermano de José Luis Aguilera Ortiz, dirigente estatal de Movimiento Ciudadano. Siempre polémico, Aguilera reaccionó rápidamente a través de un comunicado de prensa señalando que cada quien es responsable de lo que hace y que esperaba se aplique la ley. Ni más, ni menos.

Pidió no politizar el asunto, tal y como sucedió con el asesinato de su otro hermano meses antes. Frío y sereno tomó una posición que no fuera a comprometerlo. Su mensaje fue claro. Una cosa son los asuntos legales de su hermano y otra cosa es el proyecto político del cual es parte. No dio coba a mezclar ni a especular de un asunto sobre el otro.

Más tarde su hijo, el regidor José Luis Aguilera Rico, a través de su cuenta de twitter comento que estaban en espera de información de lo sucedido con su familiar. Aprovecho también para anunciar que el lunes presentarán una denuncia en contra de una ex regidora de Querétaro por un conflicto de intereses en “usos de suelo que afectaron al municipio”.

Los Aguilera no dan paso sin huarache. Saben pegar y saben defenderse. Se han curtido a lo largo de su carrera política. Es de todos conocido el enfrentamiento que tienen con Gobierno del Estado, particularmente con Jorge López Portillo. Acusan al secretario de gobierno de entrometerse e influir en el partido naranja en contubernio con el diputado Marco Antonio León Hernández, también de Movimiento Ciudadano.

Intentaron sin éxito constituir un partido político local. Están en medio de un litigio interno por la franquicia de Movimiento Ciudadano en Querétaro. Por un lado los Aguilera tratan de conservar la dirigencia y utilizarla para truncar las aspiraciones del PRI por mantenerse frente al gobierno del Estado. Por el otro lado Marco Antonio León Hernández, quien se especula tiene todo el respaldo de la casa de la Corregidora, busca tomar las riendas del partido naranja para ayudar a Roberto Loyola y sus candidatos a ganar la elección.

Otro remolino al interior de Movimiento Ciudadano es la irrupción de Manuel Espino a través de sus seguidores en Querétaro. Los pseudo coordinadores de Concertación Mexicana están generando más enfrentamientos que consensos. Existe un acuerdo entre Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano y Manuel Espino para que este último postule en distintas partes de la República candidatos bajo las siglas de MC.

Incluso en Querétaro, durante una rueda de prensa Manuel Espino dijo tajante que la determinación de quienes serían los candidatos naranja en Querétaro se tomaría en la Ciudad de México, relegando tanto a Aguilera Ortiz como a León Hernández. En esa ocasión Espino dejó claro que irían con todo en contra del PAN.

Como parte de los simpatizantes de Manuel Espino, se buscaba perfilar como candidato a la Presidencia Municipal de Querétaro el todavía panista Raúl Reyes. Dentro de sus sueños de opio estaba apoderarse de la dirigencia estatal de Movimiento Ciudadano. Incluso trataba de armar una estructura con panistas renegados, a quienes les daría la tarea de irse en contra de Pancho Domínguez y operar a favor de Roberto Loyola.

En su búsqueda desesperada de apoyos, Manuel Espino recogió verdadero cascajo político. Reclutó a Casimiro Perrusquía, quien se autoproclamaba como coordinador de aspirantes a candidaturas independientes en Querétaro, esto con la finalidad de en algún momento negociar y obtener una posición, lo cual logró a través de un acuerdo con Espino. Acuerdo que seguramente será estéril toda vez que ni Perrusquía, ni Espino tienen una fortaleza electoral real en Querétaro. Fue un momento para la foto. No más.

Lo que sí es real es la gran confusión que existe en Movimiento Ciudadano. Nadie sabe que va a pasar. Todos dicen que ellos mandan, pero nadie pone orden. A unos días del registro de candidatos el barco naranja está perdido en altamar sin rumbo y sin capitán.

Parece ser que este partido terminará haciendo un lado a los Aguilera, lo cual será festejado por Marco Antonio León Hernández y Manuel Espino. El problema es que por las condiciones de sus enfrentamientos y por la inexperiencia de quienes se presume administrarán la franquicia del partido, es muy probable que terminen perdiendo su registro. Es decir, todos terminarán perdiendo.

Independientemente de lo anterior, con o sin partido, los Aguilera y sus huestes no se quedarán con los brazos cruzados. Se han caracterizado por enfrentar y aprovechar las situaciones. Son combativos. Buscaran reagruparse de una u otra forma para generar una estructura y organización que servirá para apoyar el proyecto encabezado por Pancho Domínguez. Esa será su apuesta.

La cuenta regresiva sigue en marcha. Faltan 93 días y contando…