Este domingo inició la Semana Santa y para Celebrarlo, se realizó una procesión encabezada por el Obispo de la Diócesis de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia, misma que partió de la Alameda, recorrió la calle de Guadalupe hasta llegar a la catedral en donde oficiaría una misa.
“Esta semana debemos avivar el espíritu de seguir a Cristo, de reconocerlo como el hijo de Dios que se entrega por nosotros, este es un tiempo de reflexión en donde debemos recapacitar sobre nuestras acciones como seres humanos” dijo el Obispo.
Alrededor de unas 200 personas, muchos con palmas en las manos y en compañía de sus familiares caminaron unos 20 minutos que duró el corto trayecto.
El Obispo dijo que durante el último año se recordó la “palabra de Dios” con el evangelio según San Marcos, el cual, señaló, es uno de los más simples.
“Durante este año se tocó el evangelio de San Marcos, y este es uno muy simple, casi como si fuera un periodista contando hechos y dichos. San Juan va a presentar uno más elaborado, y es el que interpreta los hechos hablando de Cristo como el hijo de Dios”
“Vamos de veras a tratar de vivir estos hechos, hoy se nos presenta el hecho de la entrada a Jerusalén, recordando siempre el principio de la lectura, de este evangelio donde se empieza preguntando, quien es Jesús, y que se va explicando cómo avanza la lectura del evangelio.
En la Semana Santa se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días desde su entrada triunfal en la ciudad de Jerusalén, para los católicos el Domingo de Ramos es el primer día de la Semana Santa.
La semana santa comienza con el Domingo de Ramos de la Pasión Señor, que une el triunfo de Cristo (aclamado como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los católicos) y el anuncio de la pasión, con la proclamación de la narración litúrgica en la Misa. El color litúrgico del Domingo de Ramos es el rojo, debido a que se celebra la Pasión del Señor.
Los ramos no son algo así como un talismán o un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.
Los días que van hasta el Jueves Santo pertenecen al tiempo cuaresmal, pero están caracterizados por los últimos acontecimientos de la vida del Señor, con exclusión de otras celebraciones.