A pesar de los 31 grados que hacían a las 4 de la tarde, la gente no dejaba de llegar al antiguo aeropuerto; fuera del recinto había muchos autos y camiones turísticos que bajaban más de 40 personas de su interior, los cuales venían dispuestos a disfrutar de la música y la cerveza, pero sobre todo, de esta gran convivencia.
La energía es algo que no falta entre la gente que llega a los festivales. A las 4 de la tarde el sol pegaba de frente a Little Jesús y se sentía un temblor bajo los pies con los saltos de los fans.
Mientras se camina de un escenario a otro, puedes ver parejas y grupos grandes de amigos que comparten el momento
“Vengo de Celaya”, “vivo en Leon” son frases que suenan aleatoriamente. El pulso es una buena excusa para salir de la rutina, llenarte de música, bebida y música.