Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han logrado consolidar una de las mayorías políticas más grandes en la historia reciente del país, la cual será traspasada ahora a la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin embargo, ese gran poder no hubiera sido posible sin las múltiples alianzas que el autoproclamado movimiento de transformación ha tejido a lo largo de los años, tanto con fuerzas políticas controversiales como con numerosos políticos provenientes de la oposición.
Para la elección presidencial de 2018 López Obrador formó alianzas con el Partido del Trabajo y con el ultraconservador Partido Encuentro Social (PES). Además, al llegar al poder, sumó a la alianza al eterno Partido Verde Ecologista de México.
Así, Morena y la Cuarta Transformación comprendieron que, para llegar al poder y mantenerlo, debían establecer puentes con fuerzas no necesariamente afines a la izquierda. No es casualidad que una buena parte de los gobernadores morenistas hayan estado antes en las filas del PRI.
Como presidente de México, AMLO implementó una estrategia clave para aumentar el número de estados bajo el control de Morena: acercarse a los gobernadores en turno, ya sea invitándolos directamente al partido o ofreciéndoles un puesto diplomático a cambio de que disminuyeran su protagonismo durante los procesos electorales.
Por ejemplo, la exgobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, fue expulsada del PRI después de aceptar el cargo de cónsul de México en Barcelona. El estado está ahora bajo el control de Morena con Alfonso Durazo al frente.
Carlos Miguel Aysa González, exgobernador de Campeche, también fue expulsado del PRI tras aceptar el cargo de embajador en la República Dominicana. Actualmente, la entidad es gobernada por la morenista Layda Sansores.
Quirino Ordaz Coppel, exgobernador de Sinaloa, siguió una trayectoria similar al ser expulsado del PRI tras aceptar la embajada de México en España, ofrecida por el presidente López Obrador. La entidad es gobernada actualmente por el morenista Rubén Rocha Moya.
Otro caso notable es el del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien fue expulsado del PRI después de aceptar el cargo de embajador mexicano en Noruega, a pesar de no tener ninguna formación diplomática. Hoy, Hidalgo está bajo el control de Morena y Julio Menchaca.
Al inicio del sexenio, AMLO también mantuvo una relación cercana con el gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral. Aunque Morena no ganó el estado en 2021, Corral rompió con el PAN y ahora senador morenista y aliado cercano de Claudia Sheinbaum.
Durante este sexenio, el PRI perdió por primera vez en su historia el gobierno del Estado de México, bajo la administración de Alfredo del Mazo, quien fue acusado de haber entregado el estado para que fuera conquistado por la morenista Delfina Gómez en las elecciones.
Aunque Del Mazo no asumió ningún puesto diplomático, fue expulsado del PRI por traición. Además, Alejandra del Moral, candidata del PRI en esa elección, abandonó el partido para apoyar a Sheinbaum días antes de la reciente elección presidencial.
Meses antes de las elecciones de 2024, varios expriistas, como Alejandro Murat Hinojosa, Nuvia Mayorga, Eruviel Ávila Villegas, Jorge Carlos Ramírez Marín y Adrián Rubalcava, anunciaron su apoyo a Sheinbaum Pardo. Aunque no se unieron a Morena, varios de ellos encontraron lugar en el Partido Verde.
Es fundamental entender que cuando un político influyente se adhiere a un partido, arrastra a una parte de su base de votantes. Esto beneficia a Morena en las elecciones locales, estatales y federales.
Morena controla la gran mayoría del país
Este éxito se debe en gran parte a la popularidad de AMLO y Sheinbaum, así como a los estados que se añadieron en las elecciones intermedias y los exopositores que se unieron en los últimos años.
Para finales de 2024, Morena gobernará 23 de los 32 estados del país, más uno del Partido Verde, que forma parte de la coalición de la Cuarta Transformación. Por su parte, el PAN mantendría el control de cuatro estados, el PRI de dos y Movimiento Ciudadano de otros dos.
Sin embargo, no todo ha sido positivo para Morena, ya que la estrategia de sumar opositores ha sido criticada por el sector más radical de la izquierda mexicana. Este grupo no ve con buenos ojos que el partido se abra a cualquier político con tal de seguir ampliando su poder.
Por su parte, la Cuarta Transformación mantiene abierta la invitación para todos los políticos que deseen unirse al partido, sin importar cuán alejados estén de la política de izquierda tradicional.
-Con información de Reporte Índigo